miércoles, 25 de marzo de 2015

Cuando en el mundo aparece un verdadero genio, puede identificársele por este signo: todos los necios se conjuran contra él.

 https://juanjohombrebueno.files.wordpress.com/2008/11/ignatius.jpg



Yo también sospecho que estoy al borde del abismo.
Fuera de lugar. Fuera de tiempo.
Como tú.

Todo tú (que no es poco) sin más protección que una beligerante gorra de cazador.
Temeroso del miedo. Excéntrico. Socialmente obeso. Fabuloso.
 El antihéroe capaz de promulgar la paz infiltrando homosexuales en el ejército.
El teólogo torcido de Dios.
Monárquico americano que no conoce más cedro que el que reina entre sus piernas. Compulsivamente. Galantemente. Guantes de látex. Seda. Y un bote de crema.
El tierno anacrónico que suspira por reestablecer los valores medievales.
¡Ay si vivieras ahora! Correrías torpemente a esconderte bajo tus sucias sábanas. Garabateando tus cuadernos Gran Jefe de sueños rotos.
Entrañable inadaptado.
Instigador de la revolución de las salchichas.
Sólo tú eres capaz. Genial. Majadero.
Ácido geometra.
Glotón tragicómico.
Eterno niño. Etéreo hombre.
Un ególara erecto sobre su propio odio.

Y ellos. Los necios. Los tabula rasa. Los acomodados. Los pulcros. Los higiénicos.
El mundo degenerado. El mundo hipocondriaco.

Corre. Corre a tu habitación. Haz sangrar ese diario demencial. Castiga esta maldita sociedad. Haz supurar el absurdo de la condición humana. No tengas piedad. Amarga sus risotadas. Corroe sus modales. Soez. Grosero. La repulsa es mutua Ignatius. Hacen falta unas ostias de buen gusto.

Yo también sospecho que estamos al borde del abismo.
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario